No cabe duda que en aquellos tiempos de dictadura franquista, al igual que en otros regímenes totalitarios, se tuvo mucho cuidado que la juventud del país que gobernaban se sintiera atraída a sus políticas o ideales… Y Franco sería uno más de los que intentó moldear a los chavales desde temprana edad, con este afán partidista.
Vengo a contar esto porque muchos chavales de mi época, a pesar de ello, lo pasábamos, francamente, muy bien con estas “enseñanzas patrióticas”, y mayoritariamente deportivas, como los campeonatos de fútbol, ajedrez, tenis de mesa y, en particular…¡Los CAMPAMENTOS!.
Los campamentos, los había de VERANO en playas bien situadas, o los llamados VOLANTES, con recorridos a pié de 8 a10 días y… especialmente, los de interior, en sierras o parajes atractivos de singular belleza.
Recuerdo que en un verano, a principios de la década de los cuarenta y más concretamente en el año 1943, hubo un Campamento en CABRA, en su maravillosa SIERRA de la SUBBÉTICA, donde se encuentra la Ermita de la Patrona de nuestro pueblo, en el paraje denominado la FUENTE DE LA PLATA, muy cercana al conocido Cortijo de la Viñuela”, tan vinculado a los festejos más famosos de esta ciudad, como la BAJÁ y… la SUBIDA de la venerada Imagen de la Virgen de la Sierra a su Ermita.
Yo tenía en ese tiempo 13 años, cuando me enteré, el tiempo de la inscripción había pasado y por tanto no pude ir, además creo que en mi casa, mis padres seguramente se habrían opuesto, en base a mi corta edad, sin embargo, amigos míos de mi edad y algo mayores que yo, sí fueron a este campamento. Y me contaban lo bien que lo habían pasado; entre ellos quiero recordar a Jaime Vivar Gómez y su hermano Antonio, Pepe Osuna, los hermanos Chacón y creo que Antonio Palomeque, Pepe Pérez-Aranda y algunos más, que mi memoria no da más de sí. Al término de ese verano se hablaba de haber pasado por aquel campamento, cerca del millar de chavales, no solo de Cabra sino de toda la comarca, incluso de Córdoba capital.
La instalación del mismo fue muy simple, según lo pude comprobar al año siguiente. Unas 30 o 40 tiendas de campaña, una cocina improvisada instalada al aire libre y, sobretodo, un comedor muy original… debajo de los grandes chaparros y alcornoques, que los había en cantidad, muchísimo más que hay hoy en día, reflejaba lo que le llamábamos entonces el… “Bosque de la Viñuela”. Se hacía formando un cuadrado, una doble zanja de forma que en el centro quedaba como una mesa, y a ambos lados la doble zanja que les servía de asiento.
Esta zona estaba cercana a una explanada que había muy cerca de la Fuente de la Plata, que me imagino sería propiedad de los dueños de la Viñuela de aquella época, por entonces no usada como lo que en principio fue una famosa “dehesa de Toros de Lidia” durante el siglo XIX.
Quiero recordar también que hubo un lamentable y desgraciado accidente, pero ante la duda se lo he preguntado a la familia. Y me lo confirmó su sobrina, nuestra querida Lola Salido Pérez y también su hermano Bernardo.
Efectivamente, aquel luctuoso suceso le pasó a un hermano algo más pequeño que su padre, Antonio Salido Bravo, y llamado precisamente: Bernardo. Aquel joven tendría a la sazón unos 16 o 17 años, y ocurrió que sufrió una insolación al quedarse dormido al inclemente sol estival.
Según les contaba su abuela Salud, no saben si por accidente o como fruto de una broma, lo cierto es que a aquel muchacho le dieron un baño de agua fría en la fuente y para secarse se puso al sol de plano, situación en la que se quedó dormido y… ocurrió la tragedia.
Lo bajaron a Cabra inmediatamente en una caballería, para el doctor don Francisco Marín, pero... por desgracia nada pudo hacerse al respecto, perdiéndose una joven vida, con el dolor de toda una familia, que según le contaba la pobre abuela Salud nunca pudo sobreponerse a tamaña tragedia. Su hermano, mi recordado amigo, Antonio Salido Bravo, que en esa fecha estaba en Ceuta haciendo la mili, pues era unos años mayor, lo echaría de menos durante toda su vida.
Para poder corroborar estos recuerdos de hace cerca de 80 años, por casualidades de la vida, he conseguido una fotografía con la certeza de la existencia de este Campamento, que en su fecha lo publicó el diario CÓRDOBA y… que inserto en la cabecera de este relato. Así como otras fotos en la que se encuentra Bernardo con otros chavales de Cabra, que me ha facilitado Lola Salido Pérez, tocando una corneta.
Estos campamentos, tanto los de la Playa o los de la Sierra, como los Volantes estaban constituidos por edades. Se constituían por turnos de 10/15 días. Los llamados de cadetes eran los mayores de 16 años y otros de menor edad entre los 13/15 años, era el que yo quise haber ido y no pude.
Finalizo este relato, para que quede en el recuerdo: el Campamento de VERANO de la SIERRA SUBBÉTICA de la VIÑUELA, en el paraje de la Fuente de la Plata, fue una realidad y sirvió, además, para dar también de comer a una chiquillería en tiempos de postguerra y en plena II Guerra Mundial, unos tiempos en los que soportamos una gran escasez de alimentos, cercana o lo que hoy se conoce como hambruna.
En estos campamentos se comía bien y abundante, lo puedo asegurar. Y de ello doy fe con una última anécdota. En uno de aquellos campamentos del Puerto de Santa María, allá sobre el año 1944 o 45 en la playa la VALDELAGRANA, junto al nuestro había otro de “soldados de esa quinta”. Eran tiempos difíciles para hacer la mili, y recuerdo que aquellos chiquillos cambiábamos chuscos de pan, que nos daban en abundancia, por camaleones que atrapaban los soldados, y que los traíamos a Cabra como exóticas mascotas.
Eran otros tiempos...
Eran otros tiempos...