Es curiosa la historia del Ferrocarril en Cabra en los años a que me refiero en el enunciado de este artículo. Cito estos años porque son los que he vivido y los que tengo presentes en la memoria. Las escenas que recuerdo, como más antigua, se refieren a los de nuestra Guerra Civil (1936/1939). Por ejemplo los referidos al continuo movimiento de soldados que iban o venían de los frentes y que los chiquillos de mi época los veíamos que pasaban por nuestra estación.
Recuerdo una vez, que pasaron heridos, que venían acompañados de jóvenes enfermeras de la Cruz Roja. En otra ocasión los que pasaron por la Estación de Cabra eran de la División Azul, de los frentes de Rusia cuando fueron retiradas estas tropas, de acuerdo con los países beligerantes, Estados Unidos, Reino Unido, etc...
El ir y venir de la chiquillería de nuestro pueblo a la Estación, era para todo un divertimento. Recuerdo que uno de los juegos que practicábamos era poner monedas o pequeñas figuras de alambre en la vía, para ver como quedaban machacadas al paso del tren, o bien ir a coger por el recorrido de esta vía “chicha magra” o “mocos”, e incluso trozos de pedernal, que encontrábamos en el suelo de la vía mezclados con otros trozos de piedras.
La “chicha magra” es la conocida almagra, que caía al suelo al paso del tren, y que servía entonces a la industria como colorante. Y los “mocos” eran trozos de carbón ya quemados por la máquina del tren como escoria, que para nosotros era fundamentales para el montaje de los bonitos Nacimientos o Belenes en la festividad de la Navidad.
En la década de los años 40 había un enlace de los viajeros del pueblo de Cabra a su Estación, en un autobús de la época que era conocido como “El Coche de los Corpas”. Esta simpática Empresa de Autobuses subía a la llegada del tren correo, bien procedente de Madrid a las 12 del mediodía, o bien de Algeciras, Sevilla, Málaga y hacia Madrid a las 5 horas de la tarde.
También había un tren llamado el “Mixto”, procedente de Puente Genil, que pasaba a la una y pico de la madrugada que recogía a viajeros procedentes de las líneas de Algeciras, Málaga o Sevilla. A este tren no subía el llamado “Coche de los Corpas”, los viajeros que lo precisaban subían o bajaba andando cargados con su equipaje, y normalmente por la Senda Enmedio que era el trayecto más corto.
La cantidad de mercancías que se transportaba en estos años por ferrocarril era enorme, entonces todas las empresas y el comercio en general recibía toda la mercancía y facturaban todo por este mismo medio. Para ellos habian unos señores llamados Consignatarios, que eran los que se encargaban de estas labores, y realizaban lo concerniente para poder facturar o recibir dichas mercancías, pasándole al interesado una minuta del importe por este servicio.
La mercancía que entonces más se movía por la Estación de Cabra era el aceite de oliva, “nuestro oro líquido”, a toda España y extranjero, en particular procedente de la fábrica “Pallarés Hermanos S.A”. Sus envíos eran en su mayor parte para el extranjero, y como eran muy importantes tenían su propio Consignatario, un empleado de la Empresa, durante mucho tiempo un buen hombre y respetado amigo llamado Ramón Cantero París, muy competente en este complicado trabajo.
Para anunciar la llegada del tren a nuestra Estación y de avisar a los numerosos viajeros que ocupaban el andén, se daba unos toques de campana. Cuando el jefe de estación recibía telegráficamente de la próxima Doña Mencía o bien de Lucena la salida del oportuno tren, daba los siguientes toques:
- una sola campanada anunciaba que el tren era descendente, o sea procedente de Doña Mencía...
- dos toques de campana era el ascendente de Lucena, con recorrido hasta Linares, haciendo transbordo en Espeluy, para enlazar con la Línea de Córdoba-Madrid.
Nuestra estación pertenecía a la Línea de “Linares-Puente Genil”, que tenía recorrido hacia el Norte de España, con la conexión, como antes he referido, en Espeluy para Madrid, y para el Sur tenía conexiones en Puente Genil, Bobadilla y en La Roda de Andalucía, para dirigirse a Málaga, Algeciras, Sevilla y Granada.
La Estación del ferrocarril en Cabra, ¡que recuerdos...!