Mi querido profesor de Geografía e Historia en el Instituto Aguilar y Eslava de Cabra fue don José Arjona. Lo recuerdo como una persona entrañable; siempre amable en su trato con sus alumnos, a pesar de que éramos unos “pequeñajos” de doce o trece años, pero que él trataba como personas adultas.
Sus clases eran de lo más amenas en el Instituto-Colegio; poco a poco nos iba adentrando en su historia que era la nuestra, la de la España, aquella España en la que no se ponía nunca el sol, la de batallas, héroes y descubridores.
Aunque a mí personalmente, más que la Historia me gustaba la Geografía, viajar por el mundo con la imaginación. Y me encantaba… que casi nunca preguntaba en clase, cosa que, para un niño como yo entonces, era de agradecer.
Han pasado muchos años de compartir momentos con el profesor Arjona y hoy me pregunto... ¿cómo era realmente don José?. La respuesta a esta valoración personal la encuentro en una semblanza que con ocasión de su fallecimiento le hace el entonces semanario local “El Egabrense”, que nos cuenta lo siguiente:
“La Enseñanza en Cabra está de luto, hace cinco días escasos que don José Arjona y López, profesor de Geografía e Historia se ha marchado para siempre.
Hablar de él, es la síntesis de una época, ya histórica, del Instituto “Aguilar y Eslava” y del “Real Colegio de la Purísima Concepción”. Porque don José fue un gran trozo de su vida, que comenzó siendo un alumno becario, posteriormente regente, luego fue profesor, consiguiendo cátedra y llegó a director, viviendo sus problemas desde el más modesto puesto hasta llegar a regir sus destinos.
Recta y limpia fue su trayectoria y de una vida dedicada a la enseñanza y para la enseñanza; pero fundamentada en un gran cariño y una entrega sin límites proyectada hasta su vida particular.
Si enseñaba la Geografía, todos sabíamos de su entusiasmo por los viajes; y si era Historia… en ellos disfrutaba de nuestra riqueza histórica y monumental, que tan bien conocía; si se trataba de Arte, su máquina fotográfica o su tomavistas han sabido captar desde el tipismo de nuestra Semana Santa egabrense, hasta la majestuosidad de la Alhambra granadina.
Los que tuvimos la suerte y la dicha de oír sus doctas explicaciones sobre cualquier tema de las asignaturas que explicaba… no podemos olvidar la amenidad, ni la profundidad de sus conocimientos; de unas auténticas conferencias podrían calificarse cada una de ellas. on don José Arjona y López se nos ha ido un trozo de nuestra vida, de nuestra juventud y de nuestros afectos, pero nos queda la gran satisfacción de que allá sin duda en el Cielo seguirá explicando a los coros angélicos, como la auténtica belleza de la Purísima Concepción, Patrona de su Real Colegio”.
No se podría explicar mejor y me congratulo de coincidir en la opinión de que con sus explicaciones en clase, nos quedábamos auténticamente “embobados”. Aunque para boberías, las de algunos de sus alumnos, entre los que también me encuentro, de contabilizar las veces que pronunciaba la palabra “VERDAD”… un curioso latiguillo, con el que conseguía llamar nuestra atención en sus interesantísimas explicaciones.
Y aún es más, recuerdo que a las clases de don José Arjona no le hicimos ni un día “rabona”, como era la costumbre de nuestra “panda”… ¿verdad compañeros de los cursos años 1942/1943 y sucesivos?...
Solo me resta para poder terminar este modesto recuerdo a uno de mis mejores profesores, saber que don José, en el más allá verá, que a pesar del tiempo transcurrido, algunos de sus alumnos todavía nos acordamos de él.
Quisiera aprovechar la ocasión para felicitar a su nieta, a nuestra amiga en “facebook”, PILI MO, por tener un abuelo de tan extraordinaria categoría humana. Además tengo unos bonitos recuerdos de su madre Pilar, que era de las jóvenes mas lindas de Cabra y de su tío Pablo, con el que compartimos juegos infantiles junto a otros chavales del barrio.