En mi apartado de “Personas célebres egabrenses” y… trasteando por la prensa local, me encuentro la biografía de un hombre extraordinario, tanto por su buen hacer como persona y como político.
Cuando D. Francisco Rojas López llegó a la Alcaldía de Cabra en tiempos de la Segunda República, por las circunstancias históricas de entonces, fue recibida con mucha expectación y esperanzas de que se conseguiría llegar a una situación social a nivel popular, algo mejor de lo que en esos tiempos se daba, pues el pueblo trabajador lo estaba pasando mal.
Yo conocí a esta gran persona por aquellas fechas. Entonces era un chiquillo de seis o de siete año, y frecuentaba mi casa por varios motivos. Por ser íntimo amigo de mi padre y también asiduo a tertulias en la pequeña taberna o despacho de vinos que había mi casa, la Fonda Guzmán, en la salita entrando a la derecha, cuyo suelo era de mármol rojo de Cabra si pulir, de un metro cuadrado cada loza, en donde se reunían los buenos “cataores” del fino Moriles.
Ya de mayor seguí tratándolo, igual con mucho respeto y admiración, porque conocí todas las vivencias que se detallan en su biografía por la prensa local y que ahora lo reconocen. Además de ello, su familia eran en mi casa como una continuación de la nuestra, nuestro cariño para sus hijas; Margarita, Paquita, María y Soledad, así como a su nieto Manuel Arroyo Rojas, algo menor que yo y… al que me une una vieja y gran amistad.
BIOGRAFÍA:
“Don Francisco Rojas López, un hombre honrado a carta cabal, magnífico maestro albañil y alcalde en dos etapas: Al advenimiento de la República en 1931 y posteriormente en los años 1935 y 1936”.
“De modesta condición, de cultura primaria pero… con un corazón de oro, don Francisco Rojas pasó por el momento alegre que colmaban sus limpios ideales de ser el primer alcalde republicano que ocupara el sillón de las Casas Consistoriales, el que con hombría y con dolor, entregara el mando en julio de 1936.
“De modesta condición, de cultura primaria pero… con un corazón de oro, don Francisco Rojas pasó por el momento alegre que colmaban sus limpios ideales de ser el primer alcalde republicano que ocupara el sillón de las Casas Consistoriales, el que con hombría y con dolor, entregara el mando en julio de 1936.
Mientras ocupó la primera magistratura local, siguió siendo amigo de todos, la sencillez y la modestia eran sus armas más preciadas. El cargo nunca le sirvió de engreimiento.
En aquella época, el presupuesto municipal era de unas quinientas mil pesetas, y según confesaba a un periodista que le entrevistó -le faltaban más de trescientas mil para poder cumplir los planes que él ambicionaba-.
Fueron importantes los logros conseguidos por los Ayuntamientos de aquel entonces: El Centro de Higiene Rural -modelo en su clase-, el arreglo de la calle Juan Ulloa; la Casa de Socorro; una reforma en la Plaza de Abastos; el monumento de Aguilar y Eslava y, finalmente le cupo el honor de ser él, quien inaugurara la Biblioteca Pública Municipal, orgullo de Cabra, ayer y hoy.
No pudo en su momento, ver colmada la obra que más entusiasmo le puso: La inauguración del Grupo Escolar que hoy lleva el nombre de Nuestra Señora de la Sierra. De su capacidad profesional dejó amplia estela en las muchas obras que realizara y en el Convento de Madres Agustinas, Casa Asilo y en el Santuario de Nuestra Patrona, lugares en los que trabajó muchos años, hay buenas pruebas de lo que decimos. Falleció el 25 de marzo de 1964, contaba 75 años.”
También por la Emisora de Radio Atalaya en la fecha del fallecimiento de Don Francisco Roja, expresaban el pesar más sentido a la familia y… a los oyentes les comunicaba la asistencia a la conducción del cadáver que tendría lugar a las cinco de la tarde del citado día. Vivía en el barrio de Santa Lucía.
Otro acto que se le ofreció a este buen hombre, por el año 2006 en el mes de Junio se aprobó por el Pleno del Ayuntamiento, por unanimidad, poner el nombre a una de las calles de nuestra ciudad por la que tanto hizo.