Vistas de página en total

lunes, 11 de diciembre de 2017

MEMORIA “FUTBOLERA” de los AÑOS 40



Piensen mis lectores en la efervescencia que existe en la actualidad en España, como consecuencia del deporte nacional llamado…FÚTBOL. 

A mí, personalmente me gusta más la españolísima palabra de BALOMPIÉ...¿No les parece? Pero es tanta la expectación del fútbol, que basta oír a los comentaristas de las emisoras punteras como la SER, la COPE, o RNE ... y como muchas veces parece que se “van a meter mano”, se insultan y terminan periodistas conocidos prácticamente afónicos, por las voces que dan ante los micrófonos. 

Pues bien, esto no es nada con las situaciones que vivíamos el “personal aficionado” en Cabra como en Lucena, aquellos lejanos años 40. 

Los chiquillos de mi edad, sobre todo; pero también lo mayores, personas formales y serias, que también iban a la saga. Con una competencia atroz entre las directivas de los clubes que representaban a nuestras dos ciudades, Cabra y Luvena. Vamos que lo que vemos hoy sobre el “espectáculo del Procés Catalán” era ¡peccata minuta!…¡una anchoa!..

Las situaciones que se vivieron en nuestras respectivas localidades por este asunto de fútbol, algunas eran lamentables, pero otras muy graciosas.

Cuando había encuentro en los equipos entre Cabra y Lucena o viceversa, las asistencia del equipo forastero siempre era enorme. En Cabra, por ejemplo los aficionados asistíamos montados en camiones, e incluso en el “Coche de San Fernando” (unas veces a pie y otras andando). 

Yo fui con mi padre más de una vez en el “COCHE DE TRAPISONDA”, salíamos de la Plaza Vieja un par de horas antes del partido. TRAPISONDA era un barbero de nombre Pedro. Su barbería estaba en la calle Buitrago, casa arriba de la confitería de Emilia Fernández; exactamente en la casa que estuvo la carnicería de Eusebio Muriel. 

Este simpático personaje iba contando chistes y ocurrencias durante todo “el trayecto”, haciendo la delicia del personal que lo acompañaba, mayormente chiquillería de entonces, no menos de 70 o 80 personas. El regreso era muy parecido, al finalizar el partido nos reuníamos de nuevo cerca del Club de Tenis de Lucena y volvíamos para Cabra en el mismo “VEHÍCULO”. 

Una vez me ocurrió, que uno de aquellos regresos no lo pudimos hacer en el “Coche de Trapisonda”, ya que tanto mi padre como yo, viendo el cariz que tomaba aquel partido, una media hora antes de que finalizara salimos del “Campo de Fútbol de los Velones” y corriendo nos pusimos en la Carretera de Lucena a Cabra temiendo lo peor.

Y de verdad, que aquel día el partido terminó en una “Batalla Campal”, en la que hubo heridos y algunos "aficionados" fueron detenidos y llevados a la cárcel. Menos mal, que había en Lucena dos policías de Cabra, de la “Secre”, que impidieron más de una situación de injusticia de algunos guardias municipales lucentinos con algún paisano.

Otras veces ocurría, que tanto en Cabra como en Lucena, al saber que algún visitante era de la ciudad colindante sufría amenazas y más de un insulto. Y esto no era agradable, y de verdad que se daba.

Se contaba que al vendedor de los ricos HOJALDRES DE LUCENA lo insultaban habitualmente cuando el buen hombre voceaba su rica mercancía. Decían que recibió alguna que otra “bofetada” de algún “forofo egabrense” y, ante estas situaciones violentas, el vendedor se defendía pregonando a voz en grito:¡¡AL RICO HOJALDRE DE LUCENA!!.. y lo finalizaba diciendo : ¡¡Y EN EL FÚTBOL SOY NEUTRAAAAL!!...

Esto que cuento no es broma, era la pura realidad de entonces, y no cabe duda de que, viéndolo con perspectiva, realmente éramos unos cafres. 

Llegó esta antipatía y “guerra sucia” hasta tal punto, que en una ocasión, en un encuentro futbolítico entre Cabra y Lucena, el equipo lucentino se reforzó de tal forma que su alineación era casi la totalidad del Córdoba C.F., que entonces era un gran equipo. 

¿Qué creerán que se les ocurrió a nuestros paisanos?... Pues que un responsable del C.D. Egabrense fuera a Málaga y contratará a once cargadores del Puerto, que no habían visto un balón en su pajolera vida, y los presentaron ante la afición lucentina. 

La “facha” de aquel equipo era de pura risa, una caricatura de deportistas. Perdió el Egabrense por 19 goles a 0.

Ese mismo día en Cabra, se disputaba otro gran encuentro, pero entre nuestro C.D. Egabrense y un combinado de Valencia. Todavía recordamos algunos de aquellos futbolistas valencianos, que fueron fichados después por nuestro equipo titular. Había uno que se llamaba San Gregorio que dio mucha gloria futbolera a nuestro pueblo.

El tiempo y el olvido cerró, afortunadamente, esta página de “antipatía entre pueblos hermanos” y del que no debemos de sentirnos nada orgullosos, pero así era entonces el deporte del fútbol, un deporte que no debiera nublar el "sentido común" de las personas, que ya se sabe, es sin duda el menos común de los sentidos.