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jueves, 2 de marzo de 2017

PASEANDO POR LAS CALLES DE CABRA- LA CALLE SANTA ANA



Esta vez voy a comenzar mi paseo al principio de esta calle, que en mi anterior relato les decía que fue la primera calle de Cabra que fue asfaltada.

Iniciando este nostálgico paseo, recuerden mis lectores, que me traslado a los años 1935/1945 del pasado siglo XX. Comienzo en la placeta del Instituto Aguilar y Eslava, frente a la portada de la entonces Iglesia de Santa Ana o la Ermita de la Soledad. Por la acera de la derecha y conforme vamos andando nos dirigimos para la calle Priego y bordeamos el edificio del Instituto. A ras del suelo vemos los ventanucos del sótano. En la actualidad es el local del Museo de la Pasión de este Instituto. Seguidamente la puerta de la Capilla y hasta la puerta falsa del mismo edificio, en tres plantas, el Internado de este Centro donde se encuentra una gran puerta para entrada y salida de los servicios.


En la casa siguiente de vecinos, vivía la familia de los Tortosa, entre otros. Esta familia a los pocos años se fue a vivir a esta misma calle, pero en la acera de enfrente, por debajo de la familia Oteros. Posteriormente la familia Ríos, su hija llamada Clara o…Clarita, que era de las jóvenes más guapas de Cabra y su hermano Antonio, buen amigo del que suscribe este relato. Una última familia que recuerdo era la de los padres de Adolfo Peña, su hermana Mercedes y resto de familia. 

La casa siguiente… era la de la abuela de mi amigo y pariente Manuel Garrido Pérez, "Manolillo", un íntimo “colega” de aventuras y desventuras de un servidor. Su abuela Dolores, era un ser muy querido para mí, por aguantarnos. Esta casa era como una segunda vivienda. A continuación otra casa, de la familia de Dolores, llamados Lopera. El padre Antonio, la esposa Ascensión y sus hijos: Rosario, Antonio, Carmen y Mary, todos ellos buenos amigos míos y muy especial de mi esposa Otilia, que vivía frente por frente.

La casa de debajo de los Lopera, era la más bonita de esta calle Sana Ana, donde vivía un Médico de apellido Medina. 

Anterior a este señor vivió un empleado de la Renfe, que me parece era un destacado falangista local, no recuerdo su nombre. Más abajo vivía José María Valle, que tenía un hijo llamado Jacinto, que el pobre estaba mal de la cabeza y creo que murió en Alcolea, con más de 90 años… a esta familia se les conocía por los “Pirulos”, luego había alguna casa más. Continuamos… la siguiente casa perteneciente a un hortelano, creo recordar llamado Chaves, le sigue la de un administrativo del Instituto “Aguilar y Eslava”, que tenía un hijo llamado Miguel Ramírez, muy amigo nuestro, era de Montilla. La casa siguiente era un “Corralón”, donde había un taller de reparación de carros, de mi buen amigo Pepe Martín, que se casó con su vecina de frente, Sierrita Arroyo Oteros con la que tengo gratos recuerdos, así como con toda esta familia de los Oteros y Arroyo.

En este mismo lugar fue instalado después el Cine de verano que se llamaba “Cine Santa Ana”, que daba a la calle Almaraz, ¿sabían Uds. que en árabe, Álmaras, significa mujer?... curioso.

Pasamos a la siguiente casa, recuerde siempre en dirección a la calle Priego… la casa de otro entrañable amigo, el señor Antonio Jurado “El Prior”. Este hombre era una institución en el pueblo, con infinidad de anécdotas muy sabrosas y se caracterizaba por su honradez y hombre de bien. Tenía una frase muy ocurrente. 

Para decir… <que él no se había dado cuenta>… de broma él decía: ”NO ME IBA DAO CUENTA”. Sus hijos, eran tres fuera de serie, buenos hijos y mejores amigos, en especial Francisco, que era, (digo era…porque murió hace unos pocos años) una verdadera fotocopia de su padre, por sus ocurrencias y sentido del humor.

Otra casa más abajo y termino con esta acera, me parece que vivía un tal Antonio o José Moreno, oficial del ejército. Era el hermano mayor de nuestro inolvidable Juan Moreno Rosa, locutor de “Radio Atalaya” y cronista del Egabrense, con su clásico relato del “Ventanal”. Y por último, recuerdo que también vivían en esa casa, unos hermanos…estos se hicieron muy famosos en espectáculos de un Circo famoso en esa época.

Y paso ahora a la acera izquierda de esta calle Santa Ana, esquina calle Priego, la casa que hace esquina… como digo, vivía otro amigo de la infancia, un “manitas de la relojería”… José Luis Durán, Matacristos” de apodo…Vivía con unos parientes de la familia de Felipe Mora Urbano, con su guapa hermana y el menor de ellos Juan, un buen Arquitecto, autor de importantes edificios en Marbella, entre otros la Plaza de Toros y una Mezquita, si la memoria no me falla.

En la casa siguiente, recuerden que ahora vamos dirección hacia la Iglesia de la Soledad, otra casa que por los años 50 era el domicilio de Paco Pérez, muy amigo y buen empleado del Almacén Medicamentos “Oliveres y Valera”. 

Varias casas más arriba, vivían los padres de los hermanos Antonio, Carmen y Anselmo Ariza, su padre era el chofer de uno de los hermanos Pallares. De don José, creo. Y casa arriba o abajo había una familia que alquilaba bicicletas, a una peseta la hora, un capital para los chavales de la época. Se conocía como la Casa de Paulino. Aquí vinieron después los Tortosa antes citados.

Varias casas más arriba había una muy pequeñita…pero una GRAN CASA, la de “Pío”, don Francisco Oteros Luque. Otra institución más de éste pueblo, porque este hombre era el patriarca de una extensa y querida familia, las de Arroyo… Oteros. “Pío”…como todo el mundo le conocía, era un responsable del Colegio de la Purísima Concepción e Internado del Instituto Aguilar Eslava. Fue bedel y portero, cuando yo lo conocí controlaba las compras y al personal de servicios, todo bajo la responsabilidad del entonces Mayordomo don Antonio Amo Santiago.


Y sobre todo un era un “buenazo” con los alumnos, pero también muy recto en sus obligaciones. Murió con 93 años dejando un gratísimo recuerdo en todo el pueblo de Cabra. El sobrenombre de "PIO" le venía de que su padre se llamaba de nombre de pila José Pío.

Unas dos o tres casas más arriba vivían otra parte de los llamados de apodo “Pirulos”, Antonio y Andrés Valle, nietos de José María y sobrinos de Jacinto, que vivían en la casa de enfrente, estos, entonces jóvenes chavales, de la edad del que suscribe este relato y buenos amigos. 

A continuación, otra casa para mi muy entrañable, la casa de mi novia entonces, con sus padres, luego mis suegros: Manuel Moral Madueño y María de la Sierra Arévalo Ceballos, y su hermana Mary y el abuelo Manuel Moral. También en esta casa vivían la viuda de Antonio Lara, empleado de la Electra Industrial, con sus hijos Antonio, Francisco, Carmen y Ángel. Todos ellos queridos amigo.

Unas dos casas más arriba vivía la novia de Paco Casas, de Baena, que trabajaba como “mancebo” en la Farmacia de Ventura Camacho. También recuerdo que cerca vivía una familia que apodaban "El Chivo".

Y llegamos al final de esta querida calle para mí. Unas casas más arriba de la que antes comenté, vivía un tal Benítez, sus padres eran lecheros y por fin una larga fachada que era el Molino de Aceite de don Manuel Piedra del Real. (les recomiendo un relato publicado en facebook y en mi Blog, muy simpático sobre esta industria). Le seguía la casa familiar de este señor, a mi particular gusto, era señorial. Recuerdo con gran afecto a la familia, Doña Soledad Redondo, y sus hijos Pepe y Mary Sol. Dicha casa la habita en la actualidad… otro amigo, Antonio Luna, Agente Comercial hasta hace muy poco tiempo. Y por fin… la Parroquia de los Remedios, sede de la más bonita Imagen de nuestra comarca, Nuestra Señora de la Soledad y Quinta Angustia, la otra Patrona de nuestro pueblo.

Un personaje que no quiero que se quede en el tintero, era el antiguo Sacristán de la Iglesia de la Soledad, por los años 30 y principio de los 40, se llamaba Agustín, que fue antes maestro carpintero de mi padre que fue su aprendiz, y de sus hijas llamadas Soledad y Marina, eran mis compañeras de travesuras en esta Iglesia, que entonces estaba en muy mal estado. Por esa fecha fue debidamente restaurada, siendo su Hermano Mayor Don Manuel Piedra, y...yo creo recordar que sufragó todo o en parte, esta importantísima reparación.

Al morir Agustín, que por cierto era algo sordo… el nuevo Sacristán que se hizo cargo de esta Iglesia se llamaba José Urbano, zapatero en su otra profesión. Un recuerdo para sus hijos Purita, Pepe é Isabel a los que recuerdo con cariño.

La calle Santa Ana, un tesoro de recuerdos que comparto hoy aquí y que me vienen a la memoria con motivo de las obras de remodelación que actualmente se están realizando por parte de nuestro Ayuntamiento, y cuando se cumplen 100 años de su primer asfaltado...