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jueves, 10 de marzo de 2016

MI AMIGO ANTONIO LUNA MUÑOZ


En esta ocasión me viene a la memoria el recuerdo entrañable de ANTONIO LUNA MUÑOZ, el “Viejo Luna”. Un hombre, entonces, de mediana edad, aunque a mi me pareciera muy mayor, algo calvo, de profesión HORTELANO, y por consiguiente con el aspecto de un hombre curtido en las tareas agrícolas. Sin embargo, aquel personaje, un sencillo hombre de campo, era poseedor de una gran simpatía, exquisita corrección en el trato y con una facilidad innata para expresarse, a pesar de no poseer ninguna cultura académica.



ANTONIO LUNA tenía una huerta junto al “Campo de Fútbol Chico”. A su entrada, había una hermosa alberca, dónde solíamos bañarnos, en los calurosos días de verano, los chavales que frecuentábamos aquella zona del pueblo, las llamadas “Huertas Altas”.



Tengo grandes recuerdos de aquella huerta y de otras cercanas. Solíamos “robar”, siempre el con beneplácito de sus hortelanos, unas enormes zanahorias de color morado, que se conocen como “forrajeras” y que al morderlas se nos ponían las bocas de un intenso color “nazareno”. También nos gustaba fumar las hojas secas de los grandes nogales de aquella huerta a modo de cigarros.



¿Os acordáis Juan y Rafael Alguacil Jurado?... ¿Mis queridos y buenos amigos?...

El "Viejo Luna", me habló muchas veces de su familia, de su mujer y de que tenía siete hijos, llamados Antonio, el mayor, y al que seguían José, Rafael, María, Carmen, Mercedes y Manuel. 

Pero, vayamos, concretamente, a nuestro personaje. A pesar de la enorme diferencia de edad, yo tendría entonce 10 años y ANTONIO LUNA, entre 50 ó 60, a pesar de ello, sintonizábamos  muy bien.


Recuerdo cómo le gustaba contarme historias pasadas, pero, lo que más me gustaba eran sus poesías. Versos populares que no sé si eran de su “cosecha” o de otros poetas, pero que las guardo en mi memoria, a pesar del tiempo transcurrido, más de 70 años. 

Una decía:

Pinta el pintor varias cosas,
pintó el sol,
pintó la luna,
pintó la negra fortuna.
Pintó la trigueña hermosa.
y también pintó una rosa. 
Con su magnífico pincel pintó una dalia.
Pintó un clavel.
Pintó el azahar y
¿el querer de una mujer?
¡NUNCA LO PUDO PINTAR!. 

Y esta otra:

Un pájaro, con cien plumas
no se puede mantener
Y un escribano con una, 
mantiene hijos, mujer y
“jembra” si tiene alguna.

Mi amigo ANTONIO LUNA, era además muy estimado por mi familia. Solía llegar a la Fonda Guzmán muy a menudo, a tomarse un vasito de vino. En aquella época, La Fonda era también una modesta taberna-bodega, con vinos propios. Solía venir a mi casa, también, para recoger el correo, ya que los carteros no subían hasta la huerta. De ahí mi relación con él. 

Además, el "Viejo Luna" tenía la costumbre de tocar en la ventana de mi casa, para que mi madre supiera que eran las 5 o 6 de la mañana, hora que Mamá-Rosa iba a “su misa Primera” de Santo Domingo de Guzmán. EN ESTO NO FALLABA UN DÍA. Tocaba en la ventana y decía, con la voz baja: Rosa...la hora.

Mi hermano Pablo, también sintonizaba muy bien con ANTONIO LUNA. Mi hermano Pablo era seis años mayor que yo y quiero recordar que en los veranos se iba a su huerta a dormir bajo las estrellas, o debajo de un árbol y que cuando se refería a él, en vez de decir su nombre decía: “el hombre". 

En una de mis historias, publicadas en este mismo BLOG, hablo de la extraordinaria relación que tenía la Fonda Guzmán con el Instituto Aguilar y Eslava. Y cuentoun relato muy sabroso sobre la visita del Presidente de la República Española, Don Niceto Alcalá Zamora y Torres. Recomiendo a mis amables lectores que lo lean, esto fue una graciosa ocurrencia del "Viejo Luna", en el que demostraba su ingenio y “lucidez” y no una “locura” como se le tildó desde entonces en Cabra, a mi amigo Antonio, mal llamado, el “Loco Luna”.
http://fondaguzman.blogspot.com.es/2013/12/inauguracion-busto-aguilar-y-eslava.html

De ANTONIO LUNA se contaban infinidad de anécdotas y les quiero narrar a continuación algunas de ellas:

Se decía que cuando la Guerra Civil, a la entrada del pueblo, había unos controles de unas personas que no eran militares llamados “cívicos” y falangistas, que fusil o escopeta en “ristre”, en horas de madrugada o atardecer les daban “el alto” a toda persona que quería entrar al pueblo. Pues bien cierto día llegó ANTONIO LUNA al referido control y le espetaron:

-¡ALTO!.. ¿.QUIEN VA?...
A lo que Antonio contestó:
- NI ALTO NI BAJO ¡¡ REGULAR, DE ESTATURA !!.

Por último, quiero recordar que su huerta era arrendada y que su propietario sería uno de los hermanos Pallarés Delsors, bien don José o bien don Luis. Cierto día hablando con unas personas, sabiendo que la corriente entre ellos era poco amistosa, lo normal entre arrendador y arrendatario, le refirieron algo que no le gustó; a lo que contestó solemnemente:

-¡¡ Pues si ese señor es “DER SOL”…yo soy "DON ANTONIO DE LA LUNA", con lo que quedó zanjada aquella conversación. 

Así era mi querido y recordado amigo ANTONIO LUNA, el "Viejo Luna", el famoso hortelano de la Senda de Enmedio; abuelo de mis queridos amigos Carmina, Rosita y Rafael a los que saludo desde este rincón, donde les cuento algunas vivencias de su abuelo Antonio, que creo me habrán oído contar.