En el
Curso 1940/41 mis padres me matricularon para ingresar en la Escuela
Preparatoria del Instituto de Bachillerato “Aguilar y Eslava”, Tuve la gran
suerte de tener en aquella etapa, tan importante para mí, al mejor Profesor o
Maestro Nacional de todos los tiempos, a Don Francisco Molina Benítez, un
enseñante adelantado a su época, con unos métodos que aún hoy resultan del todo
increíbles. Como era, por ejemplo, el “cálculo mental rápido”, que más adelante
les explicaré con más detalle y además como persona... Era un caballero con
mayúscula ,sin tacha, ¡¡ un verdadero señor !!.
Las
clases de Preparatoria era para ingresar al año siguiente en primer curso de
Bachillerato. La clase la componíamos un conglomerado de chavales de lo más
variado Pero de los que más y mejores recuerdos tengo, por nuestras vivencias,
travesuras y gustos afines, eran, por ejemplo: Antonio Palomar Yébenes, Rafael
López Duran, (mi primo como nos decíamos), Alonso Santiago Alguacil, Eduardo
Oteros Priego, Fernando Corpas Muriel, Juan Pérez Fernández, Manuel Martín
Hurtado “El Torreño,” (porque era de
Torre del Mar), Pepe Martín “El Carrero”, Manuel Guijarro Serrano, su primo
Alfonso Guijarro Porras, y …Juan de Dios Sanz Delgado... Había algunos más y tener
que enumerarlos a todos sería interminable la lista.
Ahora
y según compruebo, todos se han defendido bien en la vida se han situado
profesionalmente bastante bien. La triste realidad es que por este año de 2013,
(fecha que estoy pasando a limpio estos folios), faltan algunos de estos buenos
amigos, Antonio Palomar, Rafael López, Fernando Corpas, Juanito Pérez, Pepe
Martín, Manolo Guijarro y el último Alonso Santiago Alguacil, a todos los he sentido
como si de mi familia se tratara o de algo mío.
Hablando de nuevo de Don
Francisco Molina, mi MAESTRO de Preparatoria. Este gran Maestro tenía unos
métodos de enseñanza increíbles, como el ejercicio mental del “cálculo mental rápido”,
que antes aludía. Este ejercicio era una forma de enseñar las matemáticas a
chavales de diez a doce años, de forma agradable. Éramos capaces de efectuar,
mentalmente, operaciones de sumar, restar, multiplicar y dividir, solo con la mente.
Nos hacía ver el maestro que en nuestra mente teníamos una pizarra,…¡
solamente, con la mente,! y podíamos ver las diferentes operaciones. Recuerdo
que cerrábamos los ojos y prácticamente veíamos los números para operar y al
final calcular el resultado. También nos hacía estudiar en varios mapas
“mudos”, es decir sin textos. En ellos aprendíamos a conocer nombres de los
ríos, los volcanes, los países, sus capitales, etc. etc. Pero…no solo de
España, sino de todo el mundo. Además estos ejercicios y otros más, los hacíamos
en forma de competición... Pero competíamos en buena lid, jugando de verdad y
el premio era ocupar los primeros puestos en los bancos de la clase. Salíamos tan bien preparados en aquella
fase de enseñanza que pasábamos a Primer Curso de Bachillerato, sin más exámenes
de entrada, como era lo legislado para poder iniciar los siete años de
Bachiller. Esta era una importante etapa para poder pasar a los estudios
Universitarios.
En este mismo curso de la Preparatoria se podía optar a una Matrícula
de Honor. Para ello, a juicio de Don Francisco elegía a cuatro o cinco alumnos,
de los más aventajados que los demás y durante el verano, en su casa particular,
de la calle Marqués de Cabra, que era la misma casa que vivía el célebre y
querido poeta egabrense Don Juan Soca, que era su cuñado. Don Francisco nos
enseñaba a efectuar varias redacciones gramaticales y operaciones matemáticas.
Los alumnos que aquel año eligió, yo fui uno de ellos. Los demás afortunados
eran, Antonio Palomar Yébenes, Alonso Santiago Alguacil, Eduardo Oteros Priego
y Alfonso Guijarro Porras. Los ejercicio los hicimos ante un Tribunal, presidido
por el entonces Director Don José Arjona López. El ejercicio nos salió bordado,
todos lo aprobamos y conseguimos la deseada Matrícula de Honor. Para mí personalmente,
fue de una satisfacción muy grande, pues como decía en principio, ¡¡ no solo de
travesuras vivíamos los chiquillos de esa época.!!
Una vez iniciados los estudios de Bachillerato
ya no nos iba tan a gusto como con Don Francisco. Cada Profesor era de una
manera de ser y ni intelectual ni humanamente se parecían a nuestro querido Maestro.
Esta primera etapa del Bachillerato era más seria, pero no por ello dejamos de
hacer las travesuras de antes. Por consiguiente volvimos a nuestras andanzas y
que a continuación paso a relatar.
Teníamos un Profesor de Ciencias Cosmológicas, lo que hoy se llaman Naturaleza,
llamado Don Miguel Ruiz Ballón. Este hombre era un gran tipo, tenía las
ocurrencias más originales que de profesor alguno se cuentan. Como por
ejemplo... Sentarse encima de su bufete... en lugar del sillón. También el
aprendernos de memoria un pequeño
párrafo del libro, con puntos y comas, que tenía aquella frase. Recuerdo que un día llevaba yo a la clase,
sin que lo viera el Profesor, un pequeño camaleón vivo, me acuerdo
perfectamente. Los compañeros que estaban cerca de mí se chivaron ... Entonces
Don Miguel, con potente voz me dice: -¡Que el señor propietario del
reptil, salga inmediatamente de la clase y deposite en campo abierto al
inocente animal y lo ponga en libertad!. Vean mi azoramiento, saliendo expulsado de clase, por
culpa de mis compañeros chivatos ... Otro día se cuenta, que a un alumno amigo mío llamado Pepe Figueras, que era un
“pinta” le dijo que nombrara a cinco animales
del Polo Norte ... Y que este le contestó ...- ¡ Tres osos y dos focas!.-... Y
se quedó tan pancho.
Otra anécdota que no se me
olvida fue con otro Profesor, llamado Don Manuel Cordón, y de mote “El Púo”.
Este era un señor. que, intelectualmente era un fuera de serie, pero... Era, un
¡¡ gran tímido!!, se podría denominar enfermiza. El colmo de la timidez ... No
podías mirarle a la cara, porque se ponía ruborizado y eso, yo lo explotaba
mirándole muy fijamente y de esta forma no me sacaba a la pizarra…¡nunca!. A mí
no me tragaba, por eso yo lo pagaba con no asistir, casi nunca, a sus clases. Pero
algún día que otro, me daba por asistir y al verme ... :exclamaba...¡¡ HOMBRE,
...HOY HAN VENIDO A CLASE, EL SABIO CORPAS, EL ILUSTRE GUZMÁN Y SUUU...
PANDILLA !!.
Así iba transcurriendo mi etapa escolar,
yo les podría contar muchas más anécdotas, pero había algunas cosas que
recuerdo con mas fuerza. Era calcular el tiempo que tenía que pasar, para
faltar a una, dos o más clases del Instituto. Esto iba compaginado con el paseo
que pensábamos dar. Por ejemplo: decíamos, vamos a faltar a una sola clase ...entonces
nos íbamos para la senda de las huertas del Caz, de forma que el regreso
coincidía con la salida de la clase anterior. Que los “novillos” eran para
faltar a dos clases...entonces el paseo era algo mayor. Y por último, si
decidíamos faltar a todas las clases de la mañana. Entonces organizábamos un
partido de futbol en el Campo Chico, o bien nos íbamos a dar un paseo hasta
llegar al “Chorrón”, lugar que nos gustaba mucho por la belleza del paisaje y la
cantidad de agua que bajaba, entonces, por aquel río y que ahora no se le ve ni
gota de agua.