viernes, 25 de diciembre de 2020

Mis Navidades más felices...


Todos los años por Navidad, era ya una tradición, que por las mañanas del frío invierno desde  muy temprano, mi hermano Manolo y yo fuéramos a la cama de matrimonio donde estaba acostado nuestro padre, para que nos contara la misma historia que el año anterior. 

Mi padre tenía una memoria excelente y recordaba sus años de la infancia y… de las costumbres de antaño.

Asó comenzaba por contarnos que, cuando era joven, formaba parte de un grupo que representaban cuadros y escenas de Teatro, relatando el Nacimiento del Niño Dios, ante un numeroso público. Ataviados como se supone vestían en aquella época. Mi padre según contaba iba de pastorcillo e intervenía con algunas frases ya memorizadas.

Aparecía un grupo de pastores y contaba lo siguiente: (Mi padre recitaba) -¡¡Pastores… aquí está el niño, reclinado en un pesebre tal y tal como dijo el Ángel!!... (Contestaba otro) -¡En donde está!... (Mi padre otra vez)… ¡¡En el establo ruinoso que mira hacia Belén!! Llegaba el grupo de pastorcillos hasta el portal donde estaba el Niño Dios… Sus padres María y José y los animales la Mula y el Buey.

Entonces de nuevo el grupo cantaba…-¡SOY UN PASTORCILLO Y NO DE OVEJAS… DE QUIEN ES ESTE NIÑO LLAMADAS QUEJAS… YO MERECIA… UNA BUENA PALIZA TODOS LOS DIAS… NIÑO CHIQUITO… NIÑO PRECIOSO Y CANDOROSO NUESTRA CANCIÓN… DAME TUS GRACIAS…  EL MUNDO OFRENDA Y RECOMPENSA…MI CORAZÓN. 

 Así terminaba este sencillo e infantil homenaje de la venida de Jesús a este mundo y… por aquellos tiempos de finales del siglo XIX que no era muy feliz según cuenta la historia.                                                   

Otras veces nos contaba y recitaba trozos de una célebre obra de teatro de “La Vida es Sueño” de Calderón de la Barca, que como  antes digo mi padre tenía muy buena memoria. Aún recuerdo algunas estrofas de oírlas, una y…otra vez.  Por ejemplo:( escribo de memoria).

¡Ay mísero de mi!…

¡Ay infelice!… Apurar

Cielo pretendo, ya que me tratáis así… ¿Qué delito

Cometí contra vosotros naciendo… ¿Aunque si nací, ya

Entiendo?... ¿Qué delito cometí?... Bastante causa

Ha tenido… Vuestra justicia y rigor… Pues el delito

MAYOR del hombre es haber nacido.

La memoria de mi padre cuando me contaba esta historia que tanto gustaba a mi hermano Manolo y a mí era extraordinaria.  Especialmente en invierno y por Navidades.

Parece ser que los genes pasan de padres a hijos. En este caso debe ser esto cierto y… yo he heredado esa memoria, que a la edad de 90 años, tengo la “chalaura” de aficionado como “escribidor de relatos”.

 Así pues, como digo en esta pequeña historia de aquellas noches cercanas a las Navidades de los años 30 y 40, mi hermano y yo lo recordábamos con extraordinaria claridad. ¡Éramos felices!... A pesar de unos tiempos que fueron muy duros.

Finalizo este sencillo relato que espero sea del agrado de mis lectores a los que deseo… ¡FELICES FIESTAS DE NAVIDAD Y AÑO NUEVO!. A pesar de la maldita Covid-19.

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